Justo cuando todo el mundo habla de inteligencia artificial y compite para hacer las preguntas más extrañas a ChatGPT, los grandes actores del mundo del lujo están llevando a cabo lo que podría definirse una contrarreforma de lo físico. Volver a poner lo real en el centro, con respecto a lo virtual, también es el camino elegido por Montblanc, la marca nacida en 1906 en Hamburgo y parte del grupo Richemont, famosa por haber transformado sus plumas fuentes en objetos aspiracionales, símbolos de poder y sinónimos de cultura.
A pesar de la variedad de plumas disponibles en el mercado, la pluma fuente Meisterstück —con su plumín de oro macizo todavía tallado a mano por artesanos en 35 diferentes etapas de fabricación seguidas por otras 70 de montaje— aún es la herramienta de escritura (real) más reconocible, deseada y coleccionada de siempre. Y no podría ser de otra forma, ya que es el objeto que han empuñado Nelson Mandela y Barack Obama, y que el presidente Kennedy prestó a Adenauer en su famosa foto de 1963.
Para poder escuchar el sonido fluido e inimitable de su plumín, al tocar el papel, durante la Design Week que se llevó a cabo del 18 al 23 de abril en Milán, Montblanc abrió al público una tienda-instalación-taller temporal en Piazza San Marco 8, The Library Spirit, donde se presentaron las nuevas colecciones de artículos de escritura y otras excelencias de la marca: relojes, marroquinería, accesorios y fragancias.
La elección de un lugar físico no fue casualidad, ya que tenía el objetivo de devolver la atención al arte de la escritura y a la belleza de las librerías de todo el mundo: “lugares que son fuente de conocimiento y emociones, donde las palabras permanecen guardadas para la eternidad, estrechamente vinculadas a la identidad de Montblanc, una marca que siempre ha celebrado el poder de las palabras”, explica el director artístico Marco Tomasetta.