Tom Baker | Londres
Si Oscar Wilde fuera un personaje contemporáneo, sería muy posiblemente cliente de Sir Tom Barker, a quien le han adjetivado de “rebelde” y “renegado”. Lo cierto es que es un perfecto conocedor de la ortodoxia de la sastrería, no en vano ha sido formado a principios de los 90 en Hardy Amies, firma que abandonó en 1996 para fundar su propia sastrería en el Soho. Este mediático personaje de pelo amarillo, medio italiano y medio inglés, encarna en su misma persona una actitud punk sin ambages. Muchos lo han etiquetado como el Vivienne Westwood de la sastrería por su actitud subversiva y libre de prejuicios frente a la innovación. Baker es un sastre presente en mil detalles de vanguardia distribuidos a lo largo de cada traje. Su estilo incorpora un toque dickensiano con vocación rock’n’roll, una mezcla entre clasicismo y vanguardia que ha dado en llamar “The London Cut”, lo que le ha granjeado la estima de grandes personalidades del rock, de Glen Matlock de los Sex Pistols a Robert Plant de Led Zeppelin.
Gonzalo López Larraínzar | Madrid
Gonzalo López Larraínzar, con más de 30 años en la profesión, es el actual titular de la Sastrería López Herbón. Tiene el honor de ser (aún) el sastre del rey D. Juan Carlos. También lo fue de Emilio Botín.
Cifonelli | París
Estos grandes sastres italofranceses marcan estilo con patrones con nombre propio, como los famosos hombros Cifonelli, que no son sino la respuesta técnica a cómo moverse y sentirse cómodo con una prenda de vestir ajustada, patrón que ideó Arturo Cifonelli, el patriarca fundador de este establecimiento en París, en 1926, heredero directo de la boutique que su padre abriera en Roma en 1880. Dos primos, Massimo y Lorenzo (en la imagen), la cuarta generación, son los que están al frente del negocio.
Patrick Chu | Hong Kong
En 1948, un joven sastre de Shanghái se trasladó a Hong Kong. Se llamaba W. W. Chan y, hoy por hoy, equivale al mejor sastre de la ex-colonia. Su hijo tomó las riendas del negocio en 1982, cuando se retiró. En la actualidad, quien dirige la sastrería es Patrick Chu, vinculado a la familia Chan durante los últimos 28 años. En este establecimiento, la única máquina que se puede encontrar es la tradicional máquina de coser. Todo lo demás es manufactura. A cada cliente se le realiza su propio patrón, que refleja la más minúscula rectificación, y cada traje lleva unas 55 horas de trabajo. El estilo de W. W. Chan consigue que sus trajes funcionen a la perfección en cualquier lugar y en cualquier momento.
Gerardo Morera Grosso | Ciudad de México
La pasión por los tejidos, y por todos y cada uno de los procesos de la creación del traje, han hecho de Morera Grosso una firma de referencia en México. No solo ponen a disposición de sus clientes un servicio a domicilio que se adapta a sus necesidades geográficas y temporales, sino que también les ofrecen una experta asesoría de imagen de acuerdo con las necesidades, características y gustos de cada cliente.
Marc de Luca | París
En una esquina de la Place de la Madeleine, se encuentra la imponente sastrería fundada por un italiano y un español, Mario de Luca y Josep Camps, que se conocieron en los años 60 dentro del llamado Grupo de los cinco, afamados sastres que presentaban juntos sus colecciones dos veces al año. Desde el momento en que el sentido de la silueta de De Luca se encontró con la depurada técnica de Camps, la chispa saltó irremediablemente. La tradición sigue viva en la segunda generación. Marc de Luca instruye a sus hijos Charles y Julien para que tomen el relevo. Sus trajes incorporan ese toque tan francés de las solapas que se ha dado en llamar le cran parisien (muesca parisina), y el cuello cosido a mano tiene un estilo inconfundible. Otra de sus señas de identidad es el bolsillo interior en forma de gota para portar puros.
Philip Parker | Londres
Philip Parker es una institución en Savile Row, tanto o más que la sastrería que dirige, la mítica Henry Poole, donde en 1865 se realizó para Eduardo VII la chaqueta que daría origen al esmoquin. Con tan solo 16 años, le dijo a su padre que quería ser sastre, y este le consiguió una entrevista en Savile Row, donde empezó un duro aprendizaje. Ahora él enseña a las nuevas generaciones.
Richard James | Londres
En 1992, cuando se estableció por su cuenta, sintió que la vieja guardia lo rechazaba, pero pronto logró hacerse un lugar al demostrar que su concepto de modernidad no estaba reñido con la labor artesanal y la tradición.
Sammy Kotwani | Moscú
El sastre de origen indio Sammy Kotwani abrió en 2003 su primera sastrería en Moscú, creando para su selecta clientela un entorno muy inglés de estilo eduardiano. Alguien le hizo ver el potencial del mercado emergente ruso cuando trabajaba en Bélgica en 1990, por lo que decidió lanzarse a la aventura. Fue el inicio de The Imperial Tailoring Co., la red de sastrerías integrada por 12 establecimientos (cinco están en Rusia, tres en Kazajistán, y los restantes en Ucrania y Armenia). Puede ser considerada la mayor compañía de sastrería bespoke de Europa del Este, con más de 8.000 clientes (entre ellos, ministros y presidentes de las repúblicas ex-soviéticas). Dado el nivel de su clientela, ofrecen la posibilidad de que el sastre se desplace allá donde lo requieran para tomar medidas y no hacerle malgastar su precioso tiempo.
Luca Rubinacci | Nápoles
La casa Rubinacci cuenta con cuatro salones (Nápoles, Roma, Milán y Londres), a los que se suman un corner en Nueva York y una tienda de Tokio. La de Nápoles es el germen del que ha surgido el imperio, fundado en 1930 por Gennaro Rubinacci, conocido como Bebè.