Los platillos favoritos de las estrellas de Hollywood
Subtítulo La comida siempre ha sido protagonista de escenas memorables del cine y de grandes películas como ‘Vicky Cristina Barcelona’.

Muchas veces al cine hay que ir con algo más que una bolsa de palomitas, porque podemos morir de hambre con algunas escenas. Las codornices en sarcófago del Festín de Babette o su sopa de tortuga, primorosamente preparada, el espagueti en las escenas de Scorsese, en el Little Italy de Nueva York. Vaya, hasta la pasta mereció un nombre de género cinematográfico, el Spaguetti western,  hecho por italianos.

El actor escocés Sean Connery comiendo pasta en Roma durante una gira promocional de la cinta Desde Rusia con Amor, 1963.

Numerosas escenas gastronómicas han quedado en la despensa de nuestra memoria, como la degustación del strudel de manzana que desangra  Christoph Waltz en Bastardos sin gloria;  los pasteles, la champaña y macarrones infinitos de María Antonieta; la sensualidad de la Pizza en Comer, rezar, amar; el revolucionario pastel de chocolate de Matilda; la fábrica de chocolate de Willy Wonka…

John F. Kennedy atendido por el chef Alfredo Di Lelio durante una visita al restaurante Alfredo, 1963.

También son memorables la parodia de la última cena de Buñuel en Viridiana; el gazpacho con somníferos de Almodóvar, capaz de quitar la dureza de la cara de una mujer virgen. “Hamburguesas, la piedra angular de todo desayuno,” se escucha en Pulp Ficition o American Pie, la cumbre del cine de adolescentes. Codornices en pétalos de rosas, una de las mágicas recetas que desfilan en Como agua para chocolate; el zapato de La quimera del oro que se come Chaplin, pobre y desesperado; Ratatouille, el chef hecho héroe. Con el vaso de leche que le ofrece Cary Grant a Joan Fontaine en Sospecha (ella cree que está envenenado), Hitchcock consigue  convertir un inocente vaso de leche en un  arma  perfecta.

Gary Cooper y Audrey Hepburn en una escena de la cinta Amor en la tarde, 1957.

Pero a Alfred Hitchcock lo hemos visto comer, no veneno, sino platos deliciosos donde maneja el cuchillo con la sutileza de un asesino, también grandes piezas de pan, porque Hollywood tenía su lado humilde. Antes las estrellas comían espagueti, hablo de galanes como Sean Connery, orgulloso de la cocina italiana promocionaba 007 Desde Rusia con amor, pero con parada en Roma, para comer pasta. El mismo Kennedy se dejó retratar mientras le servían fetuccini del mismísimo Alfredo Di Lelio, creador de la mítica receta que lleva su nombre. Eran los años 60, muy lejos de la nueva cocina y de la sofisticación de menús como el de Nobu, del que Robert de Niro es parte.

¿Cuál es el secreto de la garganta portentosa de Frank Sinatra?

El cantante estadunidense Frank Sinatra comiendo hot cakes durante una pausa en el rodaje de la cinta De aquí a la eternidad, 1953.

Algunos creen que se debe a Jack Daniel’s, el whisky de Tennessee, pero hay un documento gráfico que habla de su pasión por los hot cakes, escena inmortalizada durante el rodaje de De aquí a la eternidad. Grandes estrellas, mesas humildes, Gary Cooper intentaba seducir a Audrey Hepburn en Ariane, con una mesa tipo picnic y una pata de pollo. Como decía Billy Wilder, director de la comedia, sobre Hepburn: “sólo hacían falta cinco minutos para enamorarse perdidamente de ella”. Lo mismo sucedía con Sophia Loren, grandiosa en la Gran Gala del Cine en el Hotel Roma, 1954.

Sophia Loren durante la Gran Gala del Cine en el Gran Hotel de Roma, 1954.

El tiempo pasa rápido, y acaba de celebrar también con una gran gala sus 80 años en México. Por su parte, Woody Allen consiguió que Javier Bardem se comiera con los ojos a Penélope en Vicky, Cristina Barcelona, aunque antes ya la había degustado en Jamón, jamón. La comida  alimenta a Hollywood, pero también lo destruye. Otras estrellas como Elvis Presley o Mariyln Monroe, tristemente pasaron a ser inmortales por la ingesta, pero de pastillas. Aunque esa ya es otra historia.