El arte enamora al lujo
Subtítulo En París habrá un nuevo espacio que albergará las 5,000 obras de la Colección Pinault.

A poca distancia del museo más visitado del mundo —exactamente seis minutos a pie—, el Louvre, se abrirá en unos meses la Bourse de Commerce-Fondation Pinault, un nuevo museo que, además de anexarse a la generosa lista de pinacotecas de la capital gala, destaca porque será la sede que acoja los fondos de la colección que iniciará con un conocido apasionado del arte contemporáneo, así como gran coleccionista: el bretón François Pinault.

En un edificio que porta el sello del japonés Tadao Ando —que ya participa en dos lugares que llevan el apellido Pinault en Venecia, el Palazzo Grassi y en Punta Della Dogana—, las obras del nuevo museo se iniciaron hace tres años. “He creado un nuevo espacio que encaja en el interior del ya existente, para revitalizar el conjunto del volumen”, ha señalado el arquitecto premio Pritzker, haciendo referencia a la construcción que existía anteriormente y que albergara la Bolsa de Comercio; de ahí que el nombre preceda al apellido del coleccionista que nos ocupa.

Apoyando este proyecto, el hijo de François Pinault, François-Henri, conocido, sobre todo en México, más por su vida personal que profesional: es el esposo de la actriz Salma Hayek, con quien tiene una hija, Valentina. Si todavía hay a quien el nombre de este caballero le resulte desconocido, mencionemos Gucci. Su padre se hizo con la casa italiana a finales de la década de los noventa, añadiendo poco a poco otras marcas, como Saint Laurent, Boucheron, Bottega Veneta, Alexander McQueen, Balenciaga, Girard-Pérregaux, que conforman el Grupo Kering, uno de los más importantes del mundo del lujo, con una cifra de negocio de más de trece mil millones de euros, según los últimos datos.

El museo se localiza en el distrito conocido como Les Halles en París, Francia.

François-Henri es la nueva generación que ha transformado el grupo familiar en uno de los líderes en los campos de la moda, la marroquinería, la joyería y la relojería de alta gama. Hay quien apunta que Salma fue quien le dio la idea de crear la Fondation d’Entreprise Kering para luchar contra la violencia hacia las mujeres, que celebraba el año pasado su primera década de existencia. En casa tiene a dos mujeres, la actriz y la hija de ambos, lo que le estimula aún más por la igualdad, haciendo del grupo del que es el máximo dirigente uno de los que más apuestan por la paridad.

Francois Pinault es el fundador del exitoso Grupo Kering y propietario de firmas como Gucci y Alexander McQueen.

Volviendo al terreno artístico, por el que tanto padre como hijo sienten gran debilidad, el primero señala querer “compartir mi pasión por el arte de mi época y con el mayor número de personas”. Parte de su extensa colección de obras ha viajado por todo el mundo, participando en diferentes exposiciones, pero desde mediados de junio se podrá ver en un mismo espacio, bajo la acristalada cúpula de un edificio erigido entre los siglos XVIII y XIX, con una arquitectura “entre el pasado, el presente y el futuro”, que es como Tadao Ando percibe lo que ha imaginado, y que pronto podremos descubrir con muestras temáticas, así como exposiciones monográficas.

Otros precedentes

Los Pinault no son los primeros en erigir museos. Antes estuvo la Fondation Louis Vuitton, en 2014, con un espectacular edificio diseñado por Frank Gehry en París, perteneciente al Grupo LVMH; el eterno rival y —para algunos— enemigos de los citados bretones. Prada también tiene su fundación y espacio expositivo, en este caso en Milán, junto a otros nombres, alejados de la moda, como Botín, los dueños del Banco Santander, con el espacio creado por Renzo Piano en el norte de España.

El arte es un refugio para el lujo, con grandes ventajas fiscales, y a la vez también una vitrina de comunicación de primer orden: atrae como imán a un público que, de otro modo, sin la cultura mediante, no se hubiera acercado a ellos, tildándolos de nombres elitistas. Logran por tanto que germine una idea social muy positiva al implicarse en algo tan humano y rico en creatividad como el arte.