Exploración es una palabra que no debe utilizarse sin propósito. No se adapta a estancias todo incluido, fines de semana, viajes exprés, aunque instagrammers, agencias y prensa abusen de ella. Se refiere, en cambio, a una experiencia profunda, al encuentro cercano con otros países, otras culturas y otras humanidades. Arriesgarse no es para todos, pero es cierto que enfrentarse a una expedición estimula a la imaginación, y aquellos que quieren pasar de los sueños a la realidad tienen la oportunidad de hacerlo. Gentleman ha encontrado a Gianluca Rubino, CEO de Kel 12, un operador de viajes diferente, especializado en recorridos culturales y expediciones alrededor del mundo bajo el lema de la sostenibilidad y una destacada calidad de los servicios.
Una fecha y un lugar marcan el comienzo de la empresa: el 1978 y el desierto del Sahara. “Tengo que agradecer al fundador Sergio Scarpa, un veneciano, que me hizo conocer las arenas del suroeste de Argelia y las tribus tuareg, los hombres azules. De la relación con aquella cultura nació Kel, que en lengua tamashek significa tribu. Así ha surgido una asociación de entusiastas de los viajes — una tribu — la décimosegunda, que con el tiempo ha sido precursora de nuevos destinos”, nos cuenta Rubino. “Hoy Kel 12 es el primer travel partner de National Geographic en Europa y, gracias a la fusión con el operador I Viaggi de Maurizio Levi, la actividad se ha expandido al campo de las exploraciones arqueológicas: somos líderes en Sudán, Arabia Saudita, Azerbaiyán, Sokotra y otros destinos inusuales”. A partir de 2022, Kel 12 es también la primera Benefit Corporation certificada en el sector de los viajes por su alto desempeño social y ambiental.
¿Cómo ha cambiado el mundo de la exploración? ¿Todavía hay espacio para el romance y la aventura?
Mucho ha cambiado, pero no han cambiado los lugares remotos y difíciles donde explorar la historia del mundo. Hoy en día las expediciones son mucho más seguras: en pasado confiábamos en los guías locales, en el desierto eran los mismos tuaregs, ahora la tecnología, o sólo el GPS, nos orienta perfectamente y nos dice dónde está un grupo. En términos de experiencia, el deseo de descubrir es el mismo, pero con muchas más opciones, destinos y modalidades. Curiosamente, el viajero adulto está más dispuesto a elegir destinos atrevidos, con cierto grado de inconvenientes, mientras que los más jóvenes quieren la experiencia en alojamientos de lujo en la sabana. Las expediciones en muchas áreas son en tiendas iglú y yurtas, y en Botswana los animales hay que tenerlos y verlos a tu alrededor. Sin embargo, esto no significa falta de confort.
Entonces, un aspecto al que ningún turista renunciaría es su activo principal.
Estamos bien probados: se viaja con varios jeeps, entre ellos los del personal, incluido el cocinero, que sabe también preparar una excelente parmigiana de berenjenas en perfecto estilo italiano. Además, el tour leader es un experto, representa el valor agregado: según el destino, es un antropólogo, un vulcanólogo, un egiptólogo, un biólogo e incluso fotógrafos profesionales. Todo esto para permitir realizar un viaje que es un regalo para uno mismo, donde poder tener tiempo para reflexionar y observar la vida desde otra perspectiva, vivir emociones, desligados del teléfono móvil que, de todas formas, no tiene red.
¿Quiénes son los nuevos exploradores y adónde quieren ir?
Son personas conscientes y preparadas, con un alto nivel cultural, gerentes, freelancers y, sobre todo, mujeres. Entre los destinos más populares se encuentra el Sahara, visto como un viaje iniciático por su importancia histórica, pero también por la comodidad que ofrece el campamento en las dunas. Otro, al este del Mar Caspio, es el Mangystau, en Kazajstán: era una rama de la Ruta de la Seda luego abandonada, y el itinerario serpentea a través de un laberinto de gargantas y formaciones de tiza blanca en el cañón Jylshy, toca la misteriosa mezquita subterránea de Shakpak Ata del siglo X, luego Torish (el Valle de las Esferas), entre cientos de gigantescas bolas de piedra. O el lago Tuzbair, con huellas de dinosaurios y un estanque en forma de corazón. Dura nueve días y se duerme tanto en hoteles como en yurtas, las estructuras circulares de madera cubiertas con telas.
G. Los grandes ríos son también lugares ideales para la aventura: cultura, arqueología, templos. ¿Una navegación especial?
G.R. Sí, en el Nilo el crucero es a bordo de un barco de vela y va lento. De Luxor a Asuán, de hecho, necesita siete días, comparado con los tres de los barcos a motor. Se pueden visitar los sitios menos conocidos y, por supuesto, Karnak, el sitio más importante del Egipto de los faraones. Otra propuesta es el río Mekong en velero: Luar Prabang, la antigua ciudad real de Laos, el sitio de la Unesco de Vat Phou, Angkor, viajando entre templos, cuevas, cascadas, con noches en cabañas inmersas en la naturaleza. Y luego, el Gran Norte de las islas Svalbard, en el reino del oso polar, y el crucero a la Antártida con los barcos Ponant, en el máximo confort del barco Le Commandant Charcot, diseñado como rompehielos. Se navega siguiendo los pasos de Shackleton y la Endurance Odyssey hacia el Mar de Weddel, lugar de ballenas, focas y pingüinos rey. Aquí se puede desembarcar si el hielo y los vientos lo permiten. No se puede controlar a la naturaleza.
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