Lo último de París: un recorrido por los nuevos espacios
Subtítulo Cualquier estación es buena para poner los pies en una ciudad tan deslumbrante como la capital del Sena.

Cualquier estación es buena para poner los pies en una ciudad tan deslumbrante como la capital del Sena, tanto por su orilla izquierda, como por la derecha, que siempre sorprenden, sobre todo al foráneo, que hace suyo el enclave durante su estancia, descubriendo lo último.

Precisamente por ahí nos encaminamos, comenzando en un hotel de lo más literario, que diera título al libro de Pierre Assouline, el Lutétia (45, Boulevard Raspail, VI), que reabre tras cuatro años cerrado, manteniendo un estilo entre el art déco, su original, y lo contemporáneo, y que algunos lo visitan como si de un museo se tratara.

Se halla no muy lejos de la segunda boutique parisina que el español Isaac Reina ha in- augurado, en la rue Bonaparte (núm. 20), muy cerca de la iglesia de Saint-Germain-des-Prés, donde nos fijamos en sus minimalistas propuestas masculinas en piel, que encandilarían al mismísimo Alberto Giacometti.

Y hablando de este último, por n ha abierto sus puertas un espacio museístico consagrado al maestro. Es en el interior del Institut Giacometti (5, rue Victor Schoelcher, XIV), donde se ha recreado un atelier inspirado en el que desarrollara su trabajo el maestro suizo. Atravesamos de orilla, de la rive gauche (“ori- lla izquierda”), a la rive droite (“orilla derecha”). Y lo hacemos por el puente Alexandre III, para visitar Liaigre (77, rue du Faubourg-Saint- Honoré, VIII), un nombre unido a la gran decoración, a los muebles más excepcionales.

Taller del Instituto Giacometti.

Y lo hacemos, porque acaba de abrir un gran espacio frente al Hotel Le Bristol. De allí nos dirigiremos a Le Printemps de l’Homme (64, Boulevard Haussmann, IX), la tienda departa- mental solo para hombre, que incluye grandes marcas internacionales, así como la propia, con un concepto novedoso y moderno.

Façade Havre Printemps de l’Homme.

Los amantes del buen comer, y sobre todo de los buenos quesos, no se pueden perder Beau et Fort (37, rue du Faubourg Montmartre, IX), donde se consumen o compran para llevar. Otra posibilidad, si pretenden descubrir un nuevo bistrot –término de lo más francés para referirse a un restaurante típico–, sería Bistrot Benoît (Museo del Louvre, bajo la Pirámi- de, I), con una amplia carta. Después, al salir, parada obligatoria en el minúsculo establecimiento del mejor chef pastelero del mundo, Cédric Grolet (6, rue de Castiglione, I).

Liaigre rue Faubourg.

En el universo de los perfumes, tomamos como referencia Balzac, que adoraba los de Guerlain, algo más que nos une al gran escritor. Su renovada tienda de la rue de Passy (no 93), en el distrito XVI, que muestra el cartel Guerlain Parfumeur, nos acerca creaciones para hombre como Le Frenchy, de lo más parisién, en el 190o aniversario de la creación de la Maison.Al caer la noche, volvemos a atravesar el Sena, mientras nos citamos en el nuevo bar Le 1802, especializado en ron, del Hotel Monte Cristo (22, rue Pascal, V), que pretende ser la referencia en estos licores en la ciudad. Solo o en coctel, disfrutamos de sus matices.