Cuando llegas al restaurante Sonia, te sorprende su ubicación. Situado en la calle Oxford, 23, de la Colonia Juárez, este restaurante se ubica en lo que fue una antigua casona, por lo que aún mantiene esa esencia y decoración propia de la Ciudad de México.
Lo primero que notas al entrar es su decoración. Mucha vegetación, la cocina abierta, techos altos y libros viejos en estantes de madera, el lugar te atrapa por su calidez desde el primer segundo. Pero lo que más destacan son los cuadros y fotos de la pared, donde si te fijas, puedes encontrar recetas y el pasaporte de Sonia, la mujer que inspiró la creación de este restaurante y abuela de los fundadores.
Sonia fue una inmigrante polaca que llegó a México y puso su estilo gastronómico en la zona, inspirándose en la comida latina, italiana y afroamericana. Los socios quisieron respetar el ADN del lugar, donde el menú estuviera basado en el recetario de los abuelos, comida que te hiciera sentir como en tu propia casa.
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Un gran reto para el chef mexicano Edgar Delgado, que compagina su trabajo en Sonia, con otro lugar con diferente concepto, Parrilla Paraíso, un lugar ubicado en Santa Úrsula que cuenta con un espacio al aire libre donde se ofrecen los mejores cortes de carne, así como platillos uruguayos y de la Baja.
Edgar es un apasionado de la cocina, se le nota en todas sus publicaciones en su instagram, ama lo que hace por encima de cualquier otra cosa y se refleja en sus creaciones. Mientras echamos un ojo al menú, que cuenta con 20 platillos aproximadamente, nos fijamos en los detalles del lugar. Predominan los colores neutros y la diversidad de sus mesas, pero lo que destaca es la barra de bar, donde se ofrecen los mejores cocteles en un ambiente muy agradable.
Nos recomienda de entrada un carpaccio de betabel servido sobre una mantequilla de pistache y los tacos de papada. Sin duda, dos de las delicias más importantes de este lugar y al probarlo, nos damos cuenta que es así. A continuación, ordenamos la pesca del día (lobina con mantequilla de mostaza y alcaparra), el Pulpo a la Mario (una auténtica delicia) y las carnitas de guajolote con mole negro y compota de plátano macho. Este último platillo es una explosión de sabores que hacen la delicia de los comensales al instante.
Por último y no menos importante, el postre. Nos recomiendan el camote en tacha, pero le añadimos la pavlova de frutos rojos y la Carlota de limón. Sin duda, cada uno representa una experiencia sensorial que recordaremos por varios minutos. El toque final y dulce, para acabar esta visita con una sonrisa en la boca y con el estómago lleno y feliz.
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