La Torre Reforma recibe el premio al mejor rascacielos del mundo
Subtítulo Considerado el mejor rascacielos del mundo, actualmente es una de las grandes construcción arquitectónicas contemporáneas.

De paseo por los casi 15 kilómetros del corazón de la Ciudad de México, el emblemático Paseo de la Emperatriz —comisionado por Maximiliano I durante el Segundo Imperio Mexicano en la década de los 60, pero del siglo XIX— podemos encontrar en su horizonte algunos de los más grandes iconos de la ciudad: el Ángel de la Independencia, el Bosque de Chapultepec y, desde 2018, la Torre Reforma.

Esta impactante edificación se localiza sobre avenida Paseo de la Reforma en CDMX.

Ganadora de forma unánime del International Highrise Award en 2018 como el mejor rascacielos del mundo, la Torre Reforma es mucho más que un edificio corporativo. Entre sus enormes atributos, además de la estatura de su esbelta figura con dos muros de concreto de 246 metros en total, el edificio cuenta con una certificación LEED platino, que quiere decir que es un referente de sustentabilidad a nivel internacional, que ahorra recursos de la tierra, reutilizando por completo las aguas negras y sin descargar en la red de drenaje municipal; energía, con luz natural en 75% de los espacios más habitados; gestiona un manejo responsable de desechos y áreas verdes, con patios de triple altura rodeados de árboles que favorecen la circulación del aire en su interior; también cuenta con vidrios trilaminados que evitan que entre el ruido y salga el calor, así como parteluces y disminución del CO2 gracias a su estacionamiento robotizado, que acomoda los coches en automático.

Torre Reforma se alza con una altura de 246 metros y tiene 57 pisos.

Para entender el verdadero valor de este lugar es necesario volver 90 años en el tiempo, cuando en el 483 de Paseo de la Reforma Sir Patrick O’Hey construyó una casona neogótica revestida de cantera rosada para su esposa, que el día de hoy está catalogada como patrimonio cultural urbano por su valor artístico y patrimonial. Al ser un edificio tan alto, la Torre Reforma requirió de nueve sótanos y una enorme cimentación, por lo que la Casona se desplazó durante casi dos meses del terreno sobre una charola de concreto movida por gatos hidráulicos computarizados sobre rieles, que evitaron que algún desnivel afectara a la casa durante el trayecto de 18 metros. Este hecho se considera como uno de los grandes iconos de conservación patrimonial e innovación de nuestros tiempos.

Otro de los grandes valores de este edificio es su seguridad, pues la enorme estructura de muros de concreto de la Torre Reforma, dividida en 57 niveles, resiste actividad sísmica magnitud 8.5 en la escala de Richter; tiene escaleras de emergencia presurizadas contra incendio y cuenta, en el Mezzanine, con un centro que detecta imágenes en todas las áreas comunes, humo, la calidad del aire y los hidrantes (rocía agua si no es suficiente) y control de fugas; de los elevadores, el acceso a cada una de las oficinas y la calidad del aire hasta en el estacionamiento, lo que hoy día ya no es una medida exagerada.

Imposible imaginar un edificio de ese tamaño sin columnas, pero la estructura de la Torre Reforma cuenta con una estructura de concreto y acero conocida como “el libro”, y cuenta con 342 listones horizontales de 70 cm de altura y entrepisos sostenidos por diagonales, lo que ayuda a la enorme cantidad de espacio libre y fachadas de cristal con una vista impresionante de Reforma.

Para excavar los nueve sotanos de estacionamiento, fue necesario desplazar una casona que data de 1929.

Clusters con jardines, espacios de 200 m2 para rentar, mil lugares de estacionamiento, un sky lobby con terraza y vista panorámica para 250 personas con una vista inolvidable al Bosque de Chapultepec, salas de juntas con alta tecnología, un auditorio panorámico para cien personas… Torre Reforma le hace honor a la forma a la que imaginábamos el futuro. Para excavar los nueve sótanos de estacionamiento, fue necesario desplazar una casona que data de 1929.