Algunas eligen el lugar que les vio nacer, como el Hotel Fendi en Roma; otros se van más lejos, como Armani en Dubái, o prefieren las montañas, como Louis Vuitton y su Cheval Blanc en Courchevel. Bvlgari ha puesto sus diamantes de hospitalidad y diseño en varios lugares del mundo, como Bali, Londres y próximamente París.
Interior del Fendi Private Suites.
En Londres, el hotel de Bvlgari es un prodigio de diseño arquitectónico y elegancia. Es el hotel de lujo más importante de las últimas décadas, pues ha respetado un edificio histórico, en el corazón de Knightbridge, cerca del legendario Hyde Park. Dispone de 58 habitaciones donde se une la elegancia italiana al lujo británico y el color plata domina en los espacios en homenaje al origen platero de la familia fundadora. Además, diseños de telas exclusivos, así como los muebles que crean una atmósfera muy italiana, baños de mármol tapetes de seda y dibujos de Sotirio Bulgari decoran las estancias. Entre sus propuestas, un magnífico spa, una majestuosa alberca, cine con 47 butacas y cigar shop. The Bvlgari Hotels and Resorts se han extendido por el mundo como un emblema de la excelencia italiana, en Milán, Beijing, Shanghái y próximamente en París, Moscú y Tokyo.
Fendi quiere que te sientas como en casa sin salir de la ciudad que vio nacer y crecer a la firma, Roma. Private Suites es su primera experiencia de hotel de lujo en el tercer piso del Palazzo Fendi. Siete suites para sentir la elegancia y el lujo romano en su esencia. En el proyecto han colaborado importantes firmas, como los hermanos Campana, Fritz Hansen o Lindsay Adelman. La firma propone a sus huéspedes diferentes rutas por la legendaria Roma, así como excursiones curadas por Fendi para descubrir una nueva cara de la ciudad imperial. Las habitaciones ofrecen un diseño limpio con detalles espectaculares en el mobiliario, la iluminación, los materiales nobles, las vitrinas… un oasis de elegancia singular.
Longchamp hospeda en sus boutiques obras de artistas como Troika o Mathias Kiss.
Muchas firmas han utilizado la decoración, el arte y el interiorismo para mejorar su imagen. Precisamente Longchamp celebra su 70 aniversario repasando algunas de las obras y los trabajos que han decorado sus emblemáticas tiendas. A lo largo de sus siete décadas, el arte se ha vinculado con la maison en varios ámbitos, que incluyen la comisión del logo del caballo galopante, a cargo de Turenne Chevallereau, hasta hospedar obras de artistas como Carlos Cruz-Diez en sus boutiques alrededor del mundo.
Con la iniciativa Artwalk han invitado a artistas diversos, como Ryan McGuinness, Franz Ackerman y Remed, que hicieron murales temporales e instalaciones en las tiendas de París, Shanghái o Nueva York, y han colaborado con artistas como John Aslandiss, el colectivo Troika, Romald Hazoume, Maya Hayuk, Sui Jianguo y Liu Wei para llevar su obra a sus puntos de venta. Su último logo rinde tributo a la escuela de Bauhaus en homenaje a su centenario.
Habitación del hotel Cheval Blanc de Louis Vuitton en los Alpes franceses.
Uno de los pioneros en extender su universo de elegancia a la decoración fue Giorgio Armani. Amante de la arquitectura y el diseño, su showroom de Milán es obra del prestigioso arquitecto Tadao Ando. Armani buscó llevar su paraíso minimalista a tierras de Dubái, donde creó un hotel en uno de los edificios más altos del mundo. Una selva urbana donde las habitaciones de Armani son un oasis.
Elegante y refinado es el Burj Khalifa de Dubái, un éxito que llevó a Armani a crear su hotel en Milán, en la línea de colores ocre, maderas y muebles de impecable factura. La propia firma define su concepto de alojamiento: “El grupo Armani Hoteles & Resorts refleja una elegancia pura, simplicidad y comodidad sofisticadas que materializan el estilo y la estética del diseñador de la firma para dar vida a la filosofía Stay with Armani, caracterizada por la excelencia en el servicio”.
Una de las habitaciones del Palazzo Versace.
Cuenta con maderas y líneas puras, estética impecable hasta en el gimnasio que da la sensación de estar en su estudio o en su casa. Un oasis de hospitalidad donde las velas, la luz, el agua, los detalles brillantes convierten cada paso en el hotel en una experiencia. En Milán, el hotel se sitúa en el centro histórico con vistas al skyline, donde iglesias compiten con palacios. Un spa de mil metros, en el penthouse donde reina la calma, la belleza, la paz y el bienestar.
Armani, sin duda, es un buen anfitrión. Karl Lagerfeld en Schlosshotel im Grunewald, Berlín, hizo sus pinitos en la decoración y también Lacroix en Francia. Esta alianza entre moda y hospitalidad, entre diseñador y hotel, no siempre da buen resultado. Missoni, con una larga y admirable trayectoria en diseño de muebles y objetos decorativos, abrió en Edimbugo un hotel con el sello de la firma, pero cerró.
Interiores de Armani Signature Suites.
Versace buscó su lugar en tierras australianas: el Palazzo Versace Gold Coast en Queensland rinde tributo a la opulencia de la marca. Inspirado en los palacios italianos, responde a las expectativas de la arquitectura, riqueza decorativa y acomodación palaciega con su gusto sofisticado para crear un ambiente de glamour con vistas al mar.
Vajillas, columnas griegas, almohadones, tapices, dibujos y mármoles, recuerdan el universo de Versace en estado puro. El Palazzo también abrió sus puertas como hotel en Dubái, con todo su esplendor, de flores, jardines, sedas, y ambiente de palacio neoclásico italiano entre palmeras, albercas y mosaicos, que nos llevan de oriente a occidente como si fuéramos príncipes.
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