Juan Luis Gallego / Foto: Matt Holyoak

Tiempo de lectura: 10 minutos

15 enero, 2021

 

Confiesa Josh O’Conor que durante el rodaje de la tercera y cuarta temporadas de The Crown “robaba ideas todo el tiempo” a sus compa- ñeros y compañeras de reparto. El joven actor inglés interpreta en la serie al Príncipe Carlos de Inglaterra y, a su lado, pululan estrellas de la actuación como Olivia Colman en el papel de la reina Isabel II; Tobias Menzen, en el de su marido, Felipe de Edimburgo; o Helena Bonham Carter como la hermana de la reina, la princesa Margarita.

 

 
 
 
 
 
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Todos ellos, también O’Connor, se incorporaron en la tercera temporada de la serie, cuando el paso del tiempo y sus inevitables consecuencias sobre el aspecto de los personajes aconsejó renovar el reparto. Si O’Connor fue una de las sorpresas de esa tercera entrega, interpretando a un príncipe des- ubicado, con más sensibilidad hacia las artes y el teatro que interés en las armas, la caza y esas otras rudas actividades que se suponen a un miembro masculino de la realeza, su persona- je gana protagonismo en la cuarta temporada, esa que ya, a finales de los 70 y durante los 80, vive la llegada al poder de Margaret Thatcher y también la irrupción en la vida del Príncipe Carlos de Diana Spencer, Lady Di, esa cándida muchacha, descendiente de la aristocracia británica, en quien la Casa Real vio la figura adecuada para alejarle de Camilla Shand y de un amor que el paso de los años acabó por demostrar irrompible.

En esta cuarta temporada de The Crown –que se estrena en Netflix con diez episodios–, la difícil convivencia entre realidad y ficción que acompaña la serie desde su inicio se vuelve, si cabe, más delicada. Porque, como explica el propio O’Connor, “conocemos casi con todo detalle la historia de Carlos y Diana, pues ha aparecido en gran parte en los medios de comunicación”. Así que, ¿cómo se enfrenta a ello un actor? ¿Tratando de proyectar en su personaje lo que esperan ver?

“Siempre fui consciente de que quería deshacerme de esos pensamientos e interpretarlo sin más como una historia de amor conflictiva”, en la que los sentimientos y la brújula que marca lo correcto no siempre apuntan en la misma dirección. La imagen es otra cosa: O’Connor ha tomado clases de dicción para amoldar la suya a la del Príncipe; ha buscado trucos posturales para simular su pronunciada curva de la nuca; se ha enfrenta- do a un discurso en gaélico y hasta ha aprendido a jugar al polo”.

 

 
 
 
 
 
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Se puede decir que llevo dos años viviendo con Carlos y creo que eso te afecta. Lo más duro es participar en otros proyectos y seguir sonando como Carlos. Un día, mientras rodábamos, me presenté en casa de mis padres y me comentaron: que tenía muy mala postura…”. Es este, probablemente, el trabajo con mayor proyección de este actor británico (nacido en Southampton, en 1990) que, sin embargo, acumula una amplia trayectoria en cine, televisión y teatro –además de un nada desdeñable prestigio como dibujante y fotógrafo que ha merecido varias exposiciones–.

A pesar de un cierto aspecto aniñado, no es de esos actores que sale de la adolescencia tocado por la gracia del éxito. Su primera participación en un largometraje fue en 2014, en The Riot Club, a la que siguió, el año siguiente, El Ídolo, de Stephen Frears. Pero fue en los dos o tres años siguientes cuando su hasta entonces firme pero no especialmente conocida carrera experimentó un fuerte empujón que le ha llevado hasta aquí. Especialmente con la película Tierra de Dios (2017), el éxito de Francis Lee que, además de varias nominaciones a los premios BAFTA, le valió a O’Connor para lograr un premio BIFA (de cine independiente británico) al mejor actor. Pero también con la serie The Durrells, en la que participó durante tres temporadas entre 2016 y 2019.

Todas las referencias, a partir de esa época, llevan ese mismo sello triunfante. Por ejemplo, su participación en la película Only you(2018),de Harry Wootliffy junto a la española Laia Costa, interpretando a una pareja en una dolorosa búsqueda por tener un bebé, que le granjeó otro premio BIFA; Regreso a Hope Gap (2019), bajo las órdenes de William Nicholson y con otro de esos repertorios de lujo, con nombres como Annette Bening o Bill Nighy interpretando a sus padres separados, por la que O’Connor ganó el premio al mejor actor en el Festival Internacional de Cine de Barcelona; y, más recientemente, Emma (2020), la aclamada adaptación cinematográfica de Autumn de Wilde de la no- vela de Jane Austen. Por fin, en esta profusa y concentrada en el tiempo lista de premios para O’Connor cabría añadir el que otorgó el Sindicato de Actores a todo el reparto de la tercera temporada de The Crown.

El anonimato ya no es una opción para él. Cuando acudió a Los Ángeles a presentar esa tercera temporada tuvo que moverse acompañado por dos guardaespaldas. “Las multitudes estadounidenses se vuelven locas con la realeza –recuerda–. Tal vez porque no la tienen”. ¿La fama, el reconocimiento del público? “No es algo que anhelo. Es algo que quizás incluso me da un poco de miedo. Pero quiero que mi trabajo sea visto. Y supe que podía pasar cuando acepté este trabajo, así que depende de mí”.

Un vistazo a la cuenta de Instagram de Josh O’Connor muestra sus prioridades más allá de la actuación. En lugar de selfies o imágenes promocionales sube obras de ceramistas, por ejemplo, junto a sus propios dibujos, con un punto surrealista inspirado en Picasso o Giacometti, y sus fotografías. Con estas publicaciones consigue un par de miles de ‘me gusta’; con imágenes de él o promocionales de The Crown, seis veces más, pero siguen siendo las menos frecuentes. “Siempre he tenido el arte como fondo en mi teléfono, así que cuan- do estoy trabajando mucho, lo veo como una fuente de paz”, explica.

De repente, los proyectos se acumulan en la agenda de Josh O’Connor, aplazado ahora alguno por la pandemia. El más inmediato es el rodaje de Mothering Sunday, dirigida por Eva Husson, película en la que vuelve a coincidir con Olivia Colman –su madre en The Crown– y se estrena con Colin Firth como acompañante de reparto. Y próximamente también se subirá al escenario para protagonizar con Jessie Buckley una nueva adaptación de Romeo y Julieta en el londinense National Theatre dirigida por Simon Gowin.

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