Javier Fernández De Angulo / Foto: D.R.
Tiempo de lectura: 13 minutos
14 noviembre, 2019
Se inició como diseñador en el mundo automotriz, pero cambió la velocidad por el tiempo, y desde hace casi veinte años rinde culto a la belleza respetando la herencia de Bvlgari dibujando su futuro con precisión. Durante su breve visita a la CDMX, a propósito del Salón Internacional de Alta Relojería, nos compartió su pasión por el diseño. “Amo todos los objetos hermosos”, nos confiesa al inicio de la conversación como carta de presentación, pero no son sólo palabras, su obra lo avala y sigue seduciendo en todos los mercados para hombres y mujeres. Recopilando premios y admiración.
Las joyas y relojes de la casa, Serpenti, y Octo, juego de formas y diseños con todo el chic italiano han aterrizado en México con éxito en sus últimas versiones. Fieles a la belleza funcional que tanto defiende Fabrizio.
Lleva 18 años en Bvlgari, ensalzando el valor de la elegancia y estética en diferentes frentes. Estamos muy cerca de las reglas del diseño italiano, las formas, el material, menos decorativo y más funcional, empecé poco a poco en la marca diseñando los relojes deportivos y el brazalete para el Octo. Ha sido una etapa maravillosa, empecé a diseñar en el motor con lápiz y papel y luego con software. Ha cambiado mucho el mercado.
Como director creativo cambiamos nuestro espacio de trabajo de Roma a Neuchatel, para estar más cerca de todo el proceso. Esa es mi historia en Bvlgari”, declara con orgullo y añade, “hemos hecho el Octo Finissimo y muchas piezas de joyas como Serpenti. Lo reinventamos en diferentes categorías, siempre respetando el ADN de la marca”.
Reconoce el protagonismo de la belleza en sus creaciones, “para mí es muy importante. Es parte de una percepción del diseño. Tenemos suerte porque somos de Italia, herederos de su cultura que ha dominado el Renacimiento y durante siglos ha sido el centro de las tendencias del arte y la creación.
En Sicilia hay influencias árabes, y buscamos la belleza en todas partes, y es algo que podemos sentir y tocar, no es un concepto filosófico. Es una actitud, buscar la perfección es un instinto para nosotros, y creo que todos los latinos comparten esta visión, más cerca de la emoción que de la ciencia, un objeto funciona bien, pero tiene que ser bonito, no basta con que funcione. Juntos, funcionalidad y estética. Por eso los diseñadores italianos son tan reconocidos”. En su definición “la belleza viene de don- de se atienden los detalles. Lujo es herencia y savoir faire”, sentencia.
El universo lo inspira, “también la moda, el cine, la música, no es una marca normal, nos interesa los colores de las piedras, la cerámica, el cuarzo con oro. Hay cosas invaluables cuando tienen alma, algo electrónico nunca será un lujo, lo electrónico se queda viejo en seis meses; lo artesano, la belleza, dura generaciones y generaciones”, reflexiona.
Le comento que grandes marcas relojeras muestran su admiración por la correa del Octo, una genialidad de diseño, y ríe satisfecho. “Alguien me dice que el reloj es increíble, pero la pulsera es el verdadero secreto, y es que buscamos la perfección en las cosas simples. Si diseñas coches, motos, plumas, debes tener el know how. Cada categoría con su saber hacer es fundamental.” Y agrega, “el exceso de adornos a veces es maquillaje que oculta la falta de idea, si tienes una idea fuerte no tienes por qué maquillar tu obra, ella habla sola. Octo es técnicamente muy completo, pero muy sencillo. El éxito del Octo es estética y funcionalidad con alto nivel. Creado con precisión y diferentes materiales. Me gusta trabajar titanio, oro rosa, carbono, cerámica. Uso variadas tecnologías, distintos materiales. Cambiar la caja y el diseño es todo un reto”.
Le preguntamos qué hace a un reloj sexy, y se queda pensativo.“Buena pregunta. Creo que es el equilibrio perfecto entre innovación y estética, algo nunca visto. Cuando le preguntan por su mejor trabajo siempre responde “el próximo”, pero confiesa: “todos nuestros relojes son parte de mi carrera, y el Serpenti Seduttori o el Octo Finissimo Automatic de titanio, son únicos”.
Su culto a la belleza está también en su acercamiento a la moda, con su imagen impecable y elegante. “Cuando tengo tiempo me gusta ir con mi sastre e imaginar nuevos trajes, en Roma, con la sastrería Carbone. Me gusta disfrutar de mi moto cuando el tiempo es bueno en Suiza, subir en mi Honda”, recuerda la legendaria motocicleta Guzzi y suspira. “Amo los objetos de marcas con una larga historia”.
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Javier Fernández De Angulo / Foto: D.R.
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