Enrique Tomás, el guardián del secreto ibérico
Subtítulo Enrique Tomás, de origen catalán y con más de 100 establecimientos por todo el mundo y una cuidada selección de jamones, acerca este manjar a todos los paladares.

Uno de los sabios del mundo en materia de jamón ibérico. En México inició una carrera de éxito con sus establecimientos y continúa con nuevas aperturas, con su fórmula innovadora de ofrecer diferentes jamones, según calidad y precio. Rompe muchos mitos, “Estamos muy confundidos con el jamón. No es necesario que sea totalmente alimentado con bellotas para que sea bueno. Hay jamones de cebo que son excelentes y más aún en relación calidad-precio,” afirma.

La aventura empezó hace 40 años en Badalona, cuando tenía 16 años comenzó a vender embutido y quiso dar al jamón el lugar que merece en el universo gastronómico, hoy ya tiene más de 100 tiendas en todo el mundo. Jamón Ibérico de bellota, de cebo y gran reserva, sus establecimientos ofrecen variedades, así como un espacio para degustación. Sirve de lugar de cata para elegir tu jamón favorito.

En el aeropuerto de Madrid su espacio para el jamón ayuda en la despedida con el paladar de los españoles que dejan su país y como último recuerdo gustativo de los que regresan de España a su casa. “Es el mejor alimento del mundo”, sentencia rotundo Enrique. Es una de las estrellas en la internacionalización del ibérico. “Hace como unos quince años hice un viaje a Hong Kong y vi que el jamón no se puede enviar, hay que llevarlo, y enseñar a conservarlo, a cuidarlo y a cortarlo, si no se creen que es carne cruda”, recuerda “aprendí que al jamón hay que acompañarlo.”

No se cansa de elogiar este manjar, “Hacer un buen jamón puede costar cinco años, hemos hecho mancuerna con los mejores chefs de estrella Michelin haciendo maravillas” y subraya, “el jamón es patrimonio de la humanidad, de los grandes productos del mundo”. Y añade “De todos los grandes productos de la gastronomía como las ostras, el foie gras o la trufa los tomas una vez en el día, pero el jamón puedes comer tantas veces como te lo ofrezcan. Por la mañana, al medio día y por la tarde. Me atrevo a decir que es el mejor producto gourmet del mundo”.

Enrique es un revolucionario en un mercado con muchas marcas con solera y tradición como 5J o Joselito, a los que dice que no se puede decir que un jamón es el mejor del mundo. Confiesa: “A mí me gusta Guijuelo, Jabugo, Extremadura, el gran tapado es el de los Pedroches, ahí tenemos una fábrica. Pero nadie es nadie para decir que uno es mejor que otro, va con gustos, son diferentes. La pregunta de cuál es el mejor del mundo no tiene respuesta”. Declara. Y reconoce la mejora en los últimos años del 5 J. Cree que “si el jamón llega a ser francés estaría muy apoyado y difundido, pero si llega a ser italiano te garantizo que seria el producto patrocinador del mundo en el universo. Invertirían más en packaging, saben envolver los productos. Y quizá los que nos equivocamos somos nosotros”, reflexiona.

Respecto al amparo de la Comunidad Europea se queja, “si me preguntas si el jamón está bien apoyado en Europa, te digo rotundamente no, estamos muy mal respaldados, tenemos 4 tiendas en Londres y con frecuencia con mucho producto en la frontera. No está bien defendido”. También se lamenta “hay mucha confusión entre el jamón ibérico y el serrano, no podemos pretender que alguien para comprar un jamón se aprenda una legislación, las marcas deben defender el producto”.

Cuando le preguntamos por el país que mejor entiende el jamón ibérico además de España dice sin dudar, “quien mejor interpreta el idioma del jamón es Japón, estamos a punto de abrir ahí y hemos hecho muchas catas, se lo toman muy en serio, con mucha profundidad, estoy maravillado”. Señala tres pecados capitales en el consumo de jamón, “tomar y cortar la parte amarilla y rancia, tardar tiempo en comerlo porque se oxida y pierde viveza y calentar el jamón para darle brillo. Gran error. Tampoco hay que echarle aceite, el aceite al pan” dice en tono mandatorio.