Elisa Carrillo, danza magistral
Subtítulo Elisa Carrillo es la primera bailarina de la Ópera de Berlín y latinoamericana con destacados galardones de la danza internacional. Lee en exclusiva la plática con la Revista Gentleman México.

Inicia la conversación desde Berlín, donde asombra con su baile en los más importantes escenarios. “Para mí como mexicana es un sueño estar aquí, una bendición ser la primera bailarina de la Ópera de Berlín, con un reconocimiento mundial, haber cumplido este deseo me motiva para seguir adelante, y llevar con orgullo el nombre de México. Quiero que mi país sea reconocido por la danza clásica, además de por sus bellezas, su cultura, sus monumentos, su gastronomía. Me da gusto formar parte de esto” dice con orgullo.

Sin duda esta es la cumbre de un sueño, ¿Ha sido fácil llegar hasta aquí?

Yo no sabía que tenía aptitudes para el baile, me gustaba la expresión corporal y fui descubriendo poco a poco la danza y me apasionaba. Tuve la oportunidad de una beca en el English National Ballet –Donde ahora está el mexicano Isaac Hernández–que fue maravilloso. Después estuve ocho años en Stuttgart, Alemania. Nunca pensé que llegaría donde estoy ahora, es una bendición.Tuve que adaptarme, porque Alemania es muy distinto a México, y yo soy muy familiar, tuve que afrontar esa aventura sola, lejos de casa. La lección es que hay que adaptarse donde uno vive, mirar la manera de ser feliz donde vayas, buscar lo bello del lugar y lo encuentras, descubriendo el gusto por la vida.

Agradecida con tu fortuna, has querido devolver a México parte de tu éxito con una fundación, Elisa Carrillo Cabrera A.C.

Es bueno recibir pero deseo dar, hay que aprender a dar y te ayuda a ser feliz, tuve una beca y me encanta poder ofrecer mi ayuda al baile ¿Cómo lo devuelves? Facilitando que los niños puedan lograr crecer en la danza, aprender el arte, la música, la cultura. El arte nutre el espíritu y me gusta apoyar a las nuevas generaciones a que triunfen. Poco a poco esos jóvenes ya están estudiando, trabajando y bailando en escenarios de todo el mundo.

 

 

 

 

 

 

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¿Sus proyectos están también cerca de México, además de impulsar el festival Danzatlán que creó, y como co-directora artística de la Compañía Nacional de Danza?

Después de la pandemia quiero volver a México, hacer galas, reactivar el festival Danzatlán, el festival internacional de la danza en el Estado de México, donde se dan cita compañías de baile de todo el mundo, espectáculos y clases magistrales. Quiero volver al escenario en México, seguir apostando por los jóvenes talentos, y volver a dar clases.

Apasionada por el baile, si no se hubiera dedicado a la danza ¿Qué sería Elisa Carrillo?

Me gusta mucho el cine, que tanto nos ha acompañado durante la pandemia, todo lo que sea expresión: literatura, teatro, me gusta compartir mis emociones. Aunque una vez hubiera gustado ser bióloga, la verdad es que todo lo que tiene que ver con la naturaleza, también, me interesa.

 

 

 

 

 

 

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¿Reconoces que el ballet es un reto diario?

Sí implica luchar día a día, con uno mismo, con el espejo, buscar la perfección, el nivel más alto de trabajo, exige disciplina, mucho esfuerzo, no te puedes conformar con llegar, y sentirte cómoda, hay que seguir y seguir. Es duro porque al principio me alejó de mi familia, de mis padres y mis hermanos, llegar sola a un país. Pero tenía tan claro lo que tenía que luchar para no perder de vista mi meta, que eso me ayudó pero sí hay días tristes.

Felizmente casada con un bailarín ruso. ¿Ya bailas en varios idiomas?
Estoy feliz en Alemania, un país que me ha acogido con mucho cariño, hablo alemán, inglés, italiano, ruso, y algo de francés, el ballet no tiene idiomas. He tenido maestros que me han ayudado mucho, la escuela rusa es fantástica, ellos lo viven con mucha profundidad y exigencia, hay una gran cultura por la música y la danza clásica.

¿Qué echas de menos de México en Berlín?

A mis padres, el sol, en México lo ves todos los días, escuchar a los pájaros y comida tradicional como los tlacoyos, además de la forma de ser de la gente, su alegría, que cantan y te hace sentir cercano. Verla bailar es una experiencia sublime. Desde el escenario, desde el aula o desde los ensayos, la genialidad de Elsa Carrillo cumple su deseo,“compartir sus emociones”.