Arquitecto, urbanista y activista de 69 años. Chipperfield fue reconocido por su “diseño moderno atemporal que enfrenta las urgencias climáticas, transforma las relaciones sociales y revitaliza las ciudades”, destacó en un comunicado la Fundación Hyatt, que desde 1979 otorga estos premios. Para el jurado, la obra de Chipperfield, que reside en Londres y es el 52º ganador de este premio, muestra su “compromiso” con una “arquitectura de presencia cívica discreta pero transformadora” con la sostenibilidad como pertinencia” y “estructuras capaces de perdurar, física y culturalmente.”
En un comunicado de prensa, Chipperfield dijo: “Me tomo este premio como un estímulo para seguir dirigiendo mi atención no sólo a la esencia de la arquitectura y su significado, sino también a la contribución que podemos hacer como arquitectos para abordar los retos existenciales del cambio climático y la desigualdad social”. Chipperfield es conocido por renovar y reconstruir viejos edificios, adecuándolos a las necesidades modernas pero respetando su historia y su cultura. Algunos de sus trabajos más famosos son el Museo Jumex de Ciudad de México, la renovación del Neues Museum de Berlín, y un nuevo edificio que alberga el Museo de Arte de San Luis, en Misuri. También destacan el Museo de Literatura Moderna de Marbach, Alemania, y la Biblioteca Pública de Des Moines, en Iowa.
El ganador del Pritzker destacó que “las ciudades son dinámicas, no se quedan ahí, evolucionan. Y en esa evolución, quitamos edificios y los sustituimos por otros. Elegimos nosotros mismos, y el concepto de proteger sólo lo mejor no es suficiente. Se trata también de proteger el carácter y las cualidades que reflejan la riqueza de la evolución de una ciudad”, explica el arquitecto, que tiene oficinas en Berlín, Milán, Shanghái y Santiago de Compostela, en España.
Chipperfield considera que los arquitectos tienen la responsabilidad no sólo de “crear un mundo más bello, sino más justo y sostenible”, para lo que es considera necesario “inspirar a la próxima generación para que asuma esa responsabilidad”. Para el arquitecto chileno Alejandro Aravena, ganador del Premio Pritzker en 2016, los edificios de David Chipperfield “siempre resistirán el paso del tiempo porque
el objetivo último de su actividad es servir al bien común”.
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