Alberto Santos Dumont, conquistador del cielo
Subtítulo Inventor, aventurero y piloto se inicio en su carrera por conquistar el cielo con los dirigibles. El 23 de octubre de 1906, Alberto Santos Dumont consiguió realizar en París un vuelo autónomo de siete segundos a bordo de su aeroplano 14 bis.

Nacido en Brasil, Minas Gerais, de origen francés, hijo del rey del café, heredó toda su fortuna para poder poner en el cielo sus artefactos que cambiaron la historia de la humanidad. Inventor, aventurero y piloto se inicio en su carrera por conquistar el cielo con los dirigibles. Fue a París capital mundial de la tecnología y la innovación en los primeros años del siglo XX. El 23 de octubre de 1906, Alberto Santos Dumont consiguió realizar en París un vuelo autónomo de siete segundos a bordo de su aeroplano 14 bis. Los 60 metros recorridos junto al Sena a una altura de entre dos y tres metros suponían culminar con éxito una aventura que había comenzado años antes y que cambiaría la historia de la aviación. Aquella gesta significaría el inicio de la aeronáutica moderna.

Su padre, tras un accidente, quedó parapléjico, así familia viaja a Francia en busca de tratamiento. Allí, el joven Alberto descubre su pasión por la aeronáutica. Su padre decide entonces donarle en vida parte de su fortuna. En octubre de 1906 en el parque de Bagatelle de París y, en presencia de un consejo técnico y el Aéro-Club de Francia, Santos Dumont consiguió despegar ayudado tan sólo por la propulsión de su motor Antoinette. Al mes siguiente, noviembre de 1906, mejoró el vuelo, durante 21 segundos a seis metros de altura, recorrió 220 metros a una velocidad de 41 kilómetros por hora.

Dumont registró el hecho en un evento certificado y homologado oficialmente. Así entraba con todos los honores en la historia de la aviación y de la relojería. Pues en 1901 concursó para obtener el Premio Deutsch para quien despegara del parque de Saint Cloud, hasta la Torre Eiffel y regresar en menos de 30 minutos. El premio se entregaría en el exclusivo restaurante Maxim, entre los asistentes estaba su amigo el joyero Louis Cartier. Cuando le dieron el premio dijo que no sabía que lo había ganado, porque manejando el globo no podía mirar su reloj de bolsillo.

Esta declaración de Dumont provocó en Cartier el deseo de ayudarlo. Al poco tiempo Cartier obsequió a Dumont un reloj de oro cuadrado y plano que se sujetaba a la muñeca, gracias a una correa de cuero y una hebilla. El diseño causó tal revuelo y cautivó de tal manera a la alta sociedad parisina, que Cartier empezó a comercializarlo bajo el nombre de Cartier Santos. Llevó a Brasil el primer auto Peugeot de gasolina, esquiaba en Saint Moritz, jugaba al tenis con la aristocracia francesa, un dandi.

En 1928 regresó a su patria Brasil, pero no se sentía feliz, y menos al comprobar que su invento era utilizado en la guerra para la destrucción de vidas humanas con bombardeos. Padecía episodios de depresión, el hombre que nos enseño a volar y navegó por cielos nunca recorridos, se suicidó en 1932.