¿Cuál es el barco ideal? Imposible nombrar un modelo, una forma o un tipo, porque cada quien tiene el propio, según su personalidad, sus gustos y sus preferencias. Sin embargo, es innegable que, hoy en día, la sostenibilidad represente uno de los hilos rojos que conectan, más que otros, las tendencias del diseño naval y de yates. Hoy, un gentleman es un navegador muy consciente del medioambiente, que cree en una náutica limpia y en la necesidad de hacer cada vez más impalpable la huella que el ser humano deja en la naturaleza por medio de sus acciones. Hay también otra palabra que atrae la fantasía de muchos astilleros, que se quedan impactados por lo que sintetiza: sustentación. Término que, a pesar de compartir su etimología latina con la palabra sostenibilidad —sustinēre significa, de hecho, sostener—, se usa en una esfera mucho más técnica como la hidrodinámica, y tiene un significado muy distinto. Mientras la sustentación estática se refiere al efecto del principio de Arquímedes que lleva un casco a flotar, la sustentación dinámica es aquella que, por la presión ejercida por el agua en los apéndices sumergidos de un casco mientras este avanza, lo empuja verticalmente hacia arriba. La sustentación hidrodinámica reduce la inmersión, el desplazamiento y la resistencia al movimiento de un casco, por lo que permite alcanzar velocidades muy elevadas.
Sostenibilidad y sustentación tienen como punto de encuentro las embarcaciones de vela con foils, que hoy interpretan el futuro de la navegación porque aprovechan el método más antiguo y green del planeta para desplazarse y no dejar huella en la naturaleza, a excepción de una estela: el viento. Además de ser muy cool —son divertidas, adrenalínicas, veloces y espectaculares—, las embarcaciones de vela con foils están destinadas a difundirse cada vez más porque se están volviendo fáciles de manejar y al alcance de quien tenga un mínimo de destreza atlética y cultura de la vela. El 69F, diseñado por los argentinos Wilson-Marquinez para una tripulación de tres personas y fabricado por Persico Marine, es un monotipo one-design de 6.90 metros de largo, 380 kilos de peso, 40 metros cuadrados de superficie vélica total, y hoy representa el objeto de deseo de muchísimos regatistas, sobre todo de los más jóvenes.
Sin embargo, al elevarse la edad y la disponibilidad económica, aumentan también las ambiciones: el barco del regatista apasionado se convierte en un yate, por supuesto, un símbolo de estatus social, pero también un juguete de lujo, pensado para el armador que ama jugar con el viento. A pesar de no contar con foils —aunque en un futuro podrían tener—, superyates como el Wally 93’ Nahita (racer cruiser de 28 metros de largo por casi 7 de ancho), hechos por completo de carbono, un material que permite alcanzar rendimientos mecánicos extraordinarios y, al mismo tiempo, poseedores de una extrema ligereza, regalan sensaciones entusiasmantes a quien está en el timón. En particular, el maravilloso Wally, protagonista del Monaco Yacht Show 2021, es un barco extremadamente rígido y, a la vez, ligero, con un desplazamiento de 35.5 toneladas, una quilla móvil; un calado que pasa de 6.2 a 4.5 metros y una superficie vélica que, en los rumbos portantes, supera los 1000 metros cuadrados —1.059 para ser exactos—.
Mucha tela al viento que es pura potencia para ganar una regata.
Las ganas de naturaleza y el placer de poder disfrutar el mar y vivirlo más de cerca es una pasión que la industria de los yates tiene muy en cuenta también a la hora de diseñar veleros a motor. Describir una villa flotante como un megayate, que todavía funciona y se mueve usando la energía producida por grandes motores de gasóleo, como una embarcación green, puede parecer sin sentido. Sin embargo, el green deal de la náutica empezó justo en el sector de las grandes unidades de recreo, desde un punto de vista tecnológico, gracias a la introducción de sistemas de propulsión híbridos para reducir el consumo de combustible, y también desde un punto de vista arquitectónico. Con el tiempo, los yates motorizados se han vuelto verdaderas moradas, sobre todo los modelos muy grandes, y ya no permitían a sus huéspedes tener un contacto directo con el agua: para darse un baño era necesario el uso del tender, el barco de servicio. Hoy, la tendencia de moda, evidenciada también por los barcos presentados por Gentleman en los últimos meses, va en contratendencia y ve a los yates cada vez más abiertos, con grandes áreas en bord de mer que transforman la popa del casco en un beach club. Benetti Oasis es un concepto de embarcación de recreo pensada para largas estancias a bordo en estrecho contacto con el mar y está disponible en dos modelos, de 40 y 34 metros, el primer ejemplar de este último será botado en 2022. Estos los puntos principales del proyecto: amuradas que se pueden abrir y aumentan el espacio disponible a contacto con el mar; alberca integrada en una zona de cubierta libre; visual abierta a 270° hacia la popa, también desde el salón; espacios exteriores en el sol y en la sombra, para permitir a los huéspedes disfrutar del puente en cada momento del día.
El Benetti B.Yond va aún más allá. Desarrollado con base en un concepto de Stefano Righini (genial diseñador de yates fallecido recientemente, que lleva el mérito de muchas de las innovaciones de estilo que han hecho conocer los yates motorizados del Grupo Azimut/Benetti), se trata de un 37 metros de acero y aluminio en el cual confort y lujo se unen a una verdadera reducción del impacto medioambiental. El último ejemplar todavía se está terminando, sin embargo, ya se han vendido siete unidades solo con el proyecto, y tres han sido pedidas con un sistema de propulsión híbrido.
SX 112 de Sanlorenzo, diseñado por Zuccon International Project, es un yate de 34 metros definido como crossover porque representa la síntesis perfecta entre el clásico yate motorizado fly bridge y el barco explorer, capaz de combinar estilo, flexibilidad y funcionalidad. Sin duda, la popa representa el elemento distintivo de este yate: se abre hacia el mar hasta crear, gracias a las terrazas abatibles, una amplia beach area de unos 90 metros cuadrados. También el resto del yate se caracteriza por espacios dedicados al relax y a la convivencia, como la proa del puente principal donde se encuentra un solárium convertible en un comedor reservado y sombreable. Firmados por Piero Lissoni, los interiores tienen espacios comunes en continuo diálogo con el exterior, mientras la zona de noche, bajo el puente de cubierta, puede acoger hasta ocho huéspedes en tres grandes cabinas con servicios privados.
Un yate motorizado seguramente orientado a involucrar un joven gentleman es el BG72 del astillero Bluegame. Con un largo de casi 23 metros de eslora, es un barco no homologado en términos de diseño. Es un modelo crossover, entre los tipos open y flying bridge y, probablemente también por esta razón, capaz de atraer rápidamente tanto astilleros expertos como primerizos. Planeado por Luca Santella y diseñado por Zuccon International Project, con un casco que lleva la firma de Lou Codega, se caracteriza por ambientes exteriores declinados en tres niveles: la beach area en contacto con el mar; la gran área lounge central con solárium/sofá y en continuidad con el comedor; una segunda bañera en la proa, en el puente principal, equipado y flexible; y un sun deck aprovechable que hace este Bluegame inconfundible. Superior el nivel de personalización del diseño de interiores y de las vestiduras.
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